Una piel sensible es aquella que tiene reacciones más agresivas ante circunstancias, quizá cotidianas, a las que otras pieles podrían manejar mejor. Vivir con piel sensible no es fácil, no obstante si identificamos los agresores, usamos los productos adecuados y buscamos un acompañamiento profesional, tendremos más de la mitad del camino conquistado.
Los factores que agravan una piel sensible son diversos y es muy difícil identificar con certeza cuales son exactamente los que nos afectan. Algunos agresores son externos como el clima, la contaminación, utilización de productos incorrectos, una higiene inadecuada. Así mismo, existen factores internos como estrés, alimentación, enfermedades, uso de medicamentos y factores genéticos. La reacción ante estos estímulos provocan enrojecimiento, hinchazón, erupciones y asperezas usualmente acompañadas con sensaciones de picazón, ardor, tirantez o pinchazos.
Cuando una piel con hipersensibilidad no se trata desde el inicio, puede llegar a desarrollarse en una condición conocida como rosácea. Éste es un trastorno inflamatorio de la piel que comienza como un enrojecimiento difuso en las mejillas, frente o nariz. A veces es confundido como sonrojez, pero en ocasiones puede sentirse un picor y ardor intenso, y causar capilares dilatados conocidas como telangiectasias. En los casos más severos puede formarse un exceso de tejido, esto se da más comúnmente en la nariz y se conoce como rinofima y, en casos extremos, puede llegar a afectar inclusive la vista. La rosácea no tiene cura y si sospechas que lo padeces y va en una fase avanzada, debes consultar un médico(a) inmediatamente para ser tratada con medicamento.
Si tu piel se pone rosada o roja con los vasos visibles o pronunciados al estar expuestos a estos factores y no desinflama con facilidad, es posible que tengas piel sensible, hipersensible, atópica o inclusive rosácea:
- Exposición al sol, viento o frío
- Sauna húmedo o seco
- Baños calientes muy prolongados con vapor
- Cocinar y estar cerca de vapor o fuentes de calor como estufas u hornos
- Vino u otras bebidas alcohólicas
- Bebidas estimulantes como café y té
- Nadar en piscinas con alta concentración de cloro
- Comer carnes rojas
- Embutidos
- Quesos curados
- Especies fuertes y picantes en las comidas
- Chocolate
- Mariscos
- Comidas fritas
- Comidas curtidas
Una rutina con productos para tratar piel sensible o rosácea es indispensable, ya que los productos inadecuados podrían prolongar el problema. La clave para mantener controladas las reacciones es fortaleciendo la barrera hidrolipídica de la piel, o sea, mantener la piel con el balance perfecto de grasa y agua. Para ello hay 3 reglas:
- Utilizar productos con pH neutros, sin colorantes ni fragancias y con activos calmantes. La piel tiene un pH de 5.5 y el reto de quien tiene piel sensible es usar productos que contengan calmantes como el zinc, camomila, lavanda, calendula, azuleno y avena para mantener la inflamación bajo control y una apropiada hidratación.
- Evitar los exfoliantes agresivos con cristales, granos, sal y azúcar. Usa exfoliantes enzimáticos ya que estos retiran la piel muerta sin necesidad de fricción.
- Protegerla del sol y radiación. El uso de protección solar es obligatorio pues la piel sensible es más reactiva al más mínimo estímulo externo. Usa protectores solares completos que protejan de rayos UVA, UVB, y la luz azul de los electrónicos.
La piel sensible también debe tener una rutina de higiene de 4 pasos como cualquier tipo de piel. Sin embargo, todos los productos deben ser específicos para fortalecer la barrera y ayudar a calmar la sensibilidad:
Mañana:
- Higienización: preferir espumas o leches de limpieza.
- Tónico: usar agua termal o tónicos de camomila o lavanda.
- Hidratar: hidratantes neutros y/o con activos calmantes.
- Proteger: con un protector solar arriba de FPS 30.
Noche:
- Desmaquillar: con agua micelar neutra o para piel sensible.
- Higienización: preferir espumas o leches de limpieza.
- Tónico: usar agua termal o tónicos de camomila o lavanda.
- Hidratar: hidratantes neutros y/o con activos calmantes.
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